El marketing en las Universidades.



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En los últimos años se han estado utilizando técnicas y métodos en la gestión de los centros educativos que en las compañías han tenido éxito, influido por la necesidad de hacer eficiente los recursos económicos. Un ejemplo de ello, es la utilización de la disciplina del marketing. El marketing como función organizacional puede ser definido como un conjunto de actividades para crear y proporcionar valor, de modo que aporte beneficios para todas las personas e instituciones implicadas en sus actividades (American Marketing Association, 2004). Lamentablemente cuando se habla de aplicar esta ciencia a las Universidades se tiende a confundir con disciplinas como ventas o publicidad, además de que se asocia a las acciones que van destinadas a mejorar la imagen corporativa de la organización, cuando esto solo es una pequeña parte de lo que componen el Marketing.

 



Recientemente en México, se han presentado algunos casos con el incremento de universidades privadas, donde se han creado campañas publicitarias con slogans muy atractivos en el cual prometen toda clase de triunfos y éxitos. Sin embargo, aplicar el Marketing a la Universidad implica, por ejemplo, realizar de manera sistemática una serie de estudios o investigaciones sobre el entorno, la demanda de alumnos y profesores, la satisfacción de los profesores, egresados, empleados, etc., sin olvidar el nivel de satisfacción de las empresas e instituciones que contratan a los titulados; la revisión periódica del diseño de la oferta formativa, de las políticas de tasas y becas, de las actividades de comunicación interna y externa, etc. (Ponce Núñez, 2007).



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El desarrollo del Marketing y sus aplicaciones en diferentes actividades, como es el caso de la Universidad, pueden favorecer determinadas mentalidades o enfoques de eficiencia económica, que se traduce en lo que algunos han denominado “marketización” de las Universidades (Williams, 1995).

Esta “marketización” de las Universidades, está basada en la creencia de que la introducción de las tendencias del mercado en la educación superior proporcionará incentivos a las Universidades, para mejorar la calidad de la enseñanza, de la investigación y de la productividad académica, para estimular la innovación en los programas de enseñanza y para mejorar los servicios que proporciona a la sociedad (Mora, 1998).

Las instituciones educativas deben adaptarse a los cambios del entorno, ya que es un factor clave para asegurar la eficacia y eficiencia de sus actividades, al cambiar el entorno (aspectos legales, demográficos, culturales, económicos, etc.), también suele producirse cambios en las necesidades y comportamientos de los consumidores.



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 Finalmente, es importante recalcar que se debe lograr la integración de todas las personas que forman parte de la organización (en el caso de las Universidades, gestores, profesores y empleados no docentes), de modo que todos los implicados en las actividades de la organización acepten y apliquen esta cultura de gestión con todas sus consecuencias. Inclusive considerar a todos los empleados (docentes o no) desde la perspectiva de los “clientes” (internos), para favorecer todos los aspectos relacionados con la satisfacción personal.