El Programa Pueblos Mágicos, desarrollado por la Secretaría de Turismo en colaboración con diversas instancias gubernamentales y gobiernos estatales y municipales, contribuye a revalorar a un conjunto de poblaciones del país. Un pueblo mágico es una localidad que tiene atributos simbólicos, leyendas, historia, hechos trascendentes, cotidianidad, en fin MAGIA que emana en cada una de sus manifestaciones socio - culturales, y que significan hoy día una gran oportunidad para el aprovechamiento turístico(Sectur)
Sobre lo anterior, el objetivo del artículo de hoy es comentarles sobre una experiencia en un pueblo mágico llamado El Fuerte (Sinaloa). Y exponer la importancia que tiene que todos los agentes involucrados en el desarrollo de este proyecto aplican una buena atención al cliente.
El pueblo mágico de El Fuerte tiene como atractivo físico el río Fuerte. Además se aprecia una arquitectura de la época Colonial, donde resaltan el Templo del Sagrado Corazón del siglo XVIII; su monumental Palacio Municipal del siglo XIX; su museo y biblioteca; la Plaza de Armas y la posada de Hidalgo, construidos en el siglo pasado, y las ruinas del Fuerte de Montes Claros, construido en la época Colonial.
Una semana antes de visitar este lugar encantado, se hizo la respectiva reservación obteniendo como resultado las primeras molestias de todo visitante. Al llegar al lugar, el hotel nos pareció divino en su estilo colonial con plantas colgantes por todos lados. Después de dar un recorrido por el lugar optamos por comer en el restaurante La Diligencia. Hacía mucho calor y los aires acondicionados del lugar estaban a una temperatura que no correspondía, pues ni se sentían. Solicitamos al mesero que prendiera el ventilador de techo pero se le olvido. El restaurante estaba lleno ya que la mayoría de las personas ahí presentes íbamos al mismo evento. Al parecer el hotel/restaurante no tuvo la planeación adecuada para la cantidad de personas que llegarían y mucho menos la capacitación de sus empleados sobre la atención al cliente.
Al día siguiente sería el evento esperado. Bajamos temprano a desayunar al igual que el resto de los huéspedes. El servicio fue de malo a peor. Los dos meseros que estaban atendiendo se equivocaban de órdenes y llegó a tardarse de 50 minutos a 1 hora el tiempo de servir platillos. ¡Y eran solo desayunos!. Los estudiantes desayunaron lo más rápido posible y yo dejé a la mitad mi desayuno. Al momento de pedir factura, el gerente estaba tan estresado con un montón de facturas por hacer que en el lugar uno de molestarse causaba pena.
A la hora de comer, decidimos ir a explorar en otro restaurante. Encontramos uno llamado El Mesón del General (es menester mencionarlo). El servicio fue excelente, la atención de lo mejor y la comida riquísima. Con ello nuestra percepción de los restaurantes en la localidad mejoro bastante. Hicimos un recorrido para comprar souvenirs, pero las chicas que atendían las tiendas de artesanías estaban más interesadas en que decía el Facebook que lo que necesitaban sus clientes. Preguntamos que significaban los objetos que vendían sin ninguna respuesta clara.
En este sentido, la importancia de entender lo que significa una adecuada atención al visitante es primordial para que este tipo de lugares (y los demás también) sobrevivan y trasciendan como tal. Si no sabes nada de lo que ofreces (cultura, tradiciones, etc.) le dejaras un muy mal sabor de boca a los turistas. Para que esto se convierta en un detonador de la economía local y regional debe existir un esfuerzo en conjunto de todos los agentes (empresarios, empleados, etc.) incluso el que hace la limpieza en la plaza. Todos forman un equipo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario