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Crece Negocios |
Esta publicación es otra más del servicio al cliente. Para ello, les platicaré un caso que está basado en los restaurantes de negocios. Este tipo de lugares son muy comunes en la actualidad ya que, es frecuente cerrar un trato de un negocio con una comida.
Hace algunos días asistí a un Simposium Internacional de Mercadotecnia en la ciudad de Monterrey, N.L. El último día se llevó a cabo en el Centro de Convenciones (CONVEX) y por tiempo comimos en su restaurante denominado El Quijote. Como era hora de la comida, el lugar estaba lleno y nos ubicamos en una gran mesa con vista hacia la ciudad. Yo pedí una crema de cilantro y después arrachera con una papa gratinada. Después de un rato, nos sirven la comida. Estábamos tranquilos degustando cuando de repente yo observo mi tenedor con papa y a punto de tragármelo, y ¡veo un pelo! Lo revisé con mucho cuidado para cerciorarme antes de quejarme, incluso pedí a la persona que estaba a mi lado que lo viera. En eso que llega una mesera y le comento la situación. Inmediatamente llega el capitán de meseros y posteriormente el gerente. Como estaba lleno el lugar, todo fue con mucha discreción, pues a un lado había una reunión de empresarios y sería muy lamentable que se enteraran. Se llevaron mi platillo a cocina, lo revisaron de nuevo, supongo que confirmaron la evidencia y también adjudicaron responsabilidades. Y posteriormente el gerente me informo que me cambiarían el platillo por uno nuevo. Y así unos minutos más tarde (mientras el resto terminaban de comer), yo iniciaba de nuevo. He de comentarles que los alimentos que me trajeron eran de menor tamaño que el original. El filete de carne más pequeño al igual que la papa gratinada, cosa que no me pareció pero con mucha precaución seguí comiendo. A la hora de la cuenta, el gerente se acerca de nuevo y me indica que hicieron un pequeño descuento en mi platillo por el descuido de ellos de un fabuloso 10% porque quería que regresara.
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Sabor Universal |
Pagamos y aunque la experiencia no fue tan negativa porque reaccionaron e hicieron algo para cambiarla, sigo pensando que no fue suficiente. Es importante que cuando tengamos una situación de este tipo, no debe darnos vergüenza reclamar o pedir que nos cambien un plato o un vino. Se está pagando por un servicio, esto contribuye a que mejoren y a que no se repitan determinados comportamientos o actitudes que pudieran perjudicar la imagen del establecimiento. Pero también hay que saber justificar nuestro reclamo y hacerlo con educación.
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